domingo, 9 de mayo de 2021

AFORISMOS DE LA DIOSA

 

AFORISMOS DE LA DIOSA

Nekromantik

 

 

I

La forma más sublime de entregarse a la existencia es a través de la comunión con las esencias primordiales expuestas en el mundo por medio de los símbolos de la Diosa.


II

Nacimiento, vida, muerte, sexo, amor, todo lo acontecido es una manera en que la Diosa se manifiesta en los acontecimientos, desde los más simples a los más trascendentes.


III

La mujer es más divina que el hombre: ella puede tener ambos pies en la vida o en la muerte, en el tálamo o en la tumba; mientras que el varón tiene que tener un pie en la vida y otro en la muerte, sin entregarse totalmente a ninguna.


IIII

El misterio de la existencia radica en nombrar y cantar a los misterios femeninos, a los hechizos y embrujos que se presentan en los fenómenos y que subyugan los sentidos haciendo que la percepción capte la prístina esencia: el brotar continuo, el emerger permanente, el gran útero que es a la vez matriz y tumba, génesis y apocalipsis.


V

La luna es el Gran Emblema, la clave de las palabras sagradas que dicen y hablan el lenguaje de las plantas, los animales, el agua, las rocas, el viento.


VI

La lengua del cuervo canta la travesía de la Diosa por la noche y el día; su reino es lo invisible y lo oculto, solo en palabras ocultas e invisibles se muestra su rostro y su cuerpo de mujer encinta: eso es la poesía.


VII

La palabra del hombre va sembrando semillas que germinan y crecen, pero que detienen y atan la planta a la luminosidad del sol, haciendo que sus raíces se separen de las ramas; la hoja ya no conoce la tierra podrida de la que ha surgido.


VIII

El hombre dice y su decir va cargado de realidad; en su palabra se anida la forma de las cosas, el límite que separa las gotas de agua. Pero el agua no es la gota, ni la palabra es el ser.


VIIII

El velo que cubre a la Diosa se rasga desde la parte mas fuerte. Las palabras se resquebrajan y ya no dicen, solo muestran.


X

La poesía es palabra que no pertenece a la boca que la nombra, que traspasa el cuerpo del que emerge, que desciende del pecho de la Diosa como leche amarga que trastorna, embriaga y aniquila.


XI

No hay orden en la palabra poética porque todo orden destruye la imagen que desciende a las cuevas para anidar entre las serpientes; no hay metro en los versos porque toda medida constriñe la voluntad de la Diosa que marca las líneas de la mano con la suavidad de su húmeda lengua; no hay rima porque los sonidos no se reproducen para dar un sentido, se crean para hablar el lenguaje de las aves; no hay estructura porque la Diosa está en las gotas que caen y en las que suben.


 

XII

La Diosa no se debe nombrar con ese nombre, su nombre es impronunciable, sólo se muestra en el mundo a través de los que mueren en la palabra, de los que miran en las sombras su propio vacío, no importa lo que digan, lo que importa es lo que anuncian.


XIII

La muerte del bardo anuncia la voz andrógina que relata cosas de lo no visto. Sólo el bardo muerto sabe ser poeta, porque no habla: su voz es muda y su palabra abre las puertas del bosque.


XIIII

La poesía es el sonido de las tumbas que se han llenado y están vacías, el sonido de lo subterráneo, de la oscuridad.


XV

El verdadero poeta ve la nada de frente y descubre ahí la oscuridad de la mirada de la Diosa: su vacuidad le consume y la verdad se revela. No hay Diosa, ni mirada, ni oscuridad; no hay.


XVI

El hablar del poeta es el silencio.

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