miércoles, 2 de junio de 2021

La lengua de los dioses

 

LA LENGUA DE LOS DIOSES

 

Nekrromantik


I. En lo alto del Cerro del Pedimento recordaba claramente las palabras de la chamana Cuca: “tienes que subir a ver la casa de la mujer sabia y, todavía más arriba, hincarte ante la cruz que abre sus brazos en el cielo”. Y allí mire desde el punto central de la cruz, con los ojos de anciana muerta, al gran guajolote escarbando entre ruinas para sacar de la tierra una raíz húmeda que se movía como serpiente.

Abajo, en la oscuridad total, su voz invocando a los santitos, a los niñitos santos, me llevó a través de los espacios negros, de los relámpagos funestos; su voz de sonidos descompuestos me presento a los muertos que habitan mundos como esferas en constelaciones; su voz de pájaro nocturno me llevó al borde de la cascada de tierra, de viento y fuego; su voz ya no era su voz y me dijo: “ve, corre, porque ya no miras de frente, ahora miras de los parpados hacia adentro; ahora escucharas la lengua de la diosa”. 

TRINIDAD

  

Ven a la montaña

clarifica tu espíritu

vacía tu cuerpo

entrega la voluntad

 

en un tiempo fuimos hueso

piedra milenaria

en un tiempo la carne fue alimento

fue escondite y resguardo

 

ven en dolor de sacrificio

ven en ausencia de terror

nada hay escondido

las sombras brillaran

las flores serán pilares

en el templo del silencio

 

has venido a ver

para ver se debe dejar de ver

cierra los ojos

mete la cara en mis piernas

son frías y húmedas

se confunden con las lágrimas

 

Chicón Nanguí

Chicón Nandá

dedos negros

cinco dedos negros

dedos transparentes

cuatro dedos transparentes

otorgan la fuerza

otorgan la fe

 

en un tiempo fuimos germen

todas las cosas en una sola

árbol

viento

serpiente

luna en el polvo

en un tiempo fuimos Padre y Madre

raíz y fruto

frío y calor

en un tiempo la muerte fue el principio

 

brotan de las entrañas

los hijos de mi negación

carcomen con fibras infinitas

las formas de  los rostros

has venido a ver

y ahora escuchas

navegas ciego

en las alturas de la espina

pones pies y manos

en líneas cruzadas

la cuerda es la boca

de ella sale la palabra

salen las flores de barro

los niños que tejen las visiones

 

en un tiempo brotamos como rocío

como ave blanca

como águila de la serranía

en un tiempo

hicimos con saliva un brebaje

que conjura al viento

al fuego y al agua

que los incita a la subida

al ascenso en las laderas de la memoria

en los caminos de los viejos

que bajan a beber en los charcos

y suben con el corazón perforado

 

calor del humo

calor del aliento

 erigen las urdimbres

deshacen lo ya hecho

amasan nuevo limo

cardan el algodón

frío de la cueva

frío de la sangre

templan las fisuras

permiten el paso

abren las cascadas

hay muchos mundos

hay que atrapar uno

cazador de sueños

 

tu forma es ahora mi forma

tu piel es mi horizonte

tu eres yo

dios y diosa

me ves al verte

aprendes a oír en el ver

puedes llamar a los muertos

los muertos que están vivos

allá en tus manos

puedes comerlos y defecarlos

te traspasan los muertos

te enseñan su mundo

su cuerpo sin materia

son el Espíritu Santo

puedes vivir con los muertos

sólo espera a la Muerte para morir.

 

en un tiempo morimos

ahora vivimos en ciclos

miles de ojos somos

luz de otro cerro

luz de otra lluvia

en un tiempo éramos solos

ahora somos en Dios

ya no tenemos ojos

ahora somos tus ojos

ya no ves

ves por nosotros

en un tiempo éramos vacío

ahora somos creación

ahora somos infinito.

 

nashecateshili

nuestra fe

nuestra plegaria

nuestra fuerza

tu visión

tu cura

tu poder.

 

 

II. La voz, el sonido tiene su reino en la oscuridad. En el fondo del abismo más profundo sólo el sonido es capaz de soportar el silencio, de hacerse uno con él, de nacer con él. El silencio es el lenguaje de los no nacidos, de los que ya han partido a esconderse por un momento en la línea del horizonte. Su voz es el sonido que no se escucha, el que solo oyen aquellos que han perdido todo, aquellos que ya ni sienten ni esperan nada. La voz es el silencio de los dioses, su lenguaje es inaudible en su decir; su decir es inasible en su escucharse; su escucharse es ser sordo y morir. Los dioses hablan sin hablar al interior del alma que se ha ensombrecido; su mensaje es un llamado al vacío.

Hay en la secuencia de los días

un querer olvidado

un deseo ancestral de matar

las diosas han llevado cálices de sexo

hasta las fisuras del sacro

han convertido la sangre

en elixir de chamanes de arena

los más prudentes entre los hombres

esconden sus cuchillos

dentro de su propio cuerpo

gime al interior un impulso homicida

hemos traicionado la sabia pureza

los ojos de los niños

tienen algo de maleficio

por su pupila

se mira la muerte

acostada en la mano invisible

de un demonio

un bello demonio

que se presenta como el Dios

aquel que jura darnos la vida

si bebemos del manantial de las cuevas

hay en el caos de las piedras

ritos de dolor que esperan

que la piel se abra como perro pútrido

que las manos dejen de ser proyección

que la imagen se duplique

y en su dualidad

muestre la esencia de las cosas

el cerrar los parpados

es morir

es revivir

nacer como niño descarnado

entrever en las sombras

la otra luz

la no-luz

solo ahí hay destino

la rueda gira por sus ejes

que no son

que son todo y nada

son uno y trino

hembra y macho

son arcanos que recorren la oscuridad

que tejen hilos intangibles

hilos negros en un telar nocturno

allá el mundo es vacío

poder de lo efímero

no hay formas

porque no hay materia

no hay principio ni causa ni efecto

todo es nada

sombras entre sombras

regreso al abismo

a la oscuridad que te hizo nacer

Dios es negro

como mi espíritu

como el fundamento de todas las malditas cosas.

 

III. De la oscuridad emerge la luz, ella es su madre y su padre. La luz que contiene en su interior el poder de hacer los mundos sabe que ese poder es destrucción. Luz, verbo, palabra, que enciende en su recorrido las fibras de la tierra negra y las fecunda con las semillas del silencio y los vómitos de sangre. Solo por tener sangre, la voz se vuelve palabra. En ella fluye el sentido, el génesis, que da a las cosas su existencia. La sangre de la voz llena de vida la oscuridad. Su fluir es perpetuo, se da al interior como el remontar el rio negro hasta la fuente primigenia. La sangre trae en su fluir el ciclo de su propia esencia, se consume y revivifica en sus cenizas: la sangre de la diosa trae la vida con la muerte soplándole palabras de ilusionista. Corre contenida deseando escapar, regresar al silencio. Su fuga es el mensaje de la voz, la sangre es la voz que habla de la muerte; no hay otra marca. Lo que dicen las voces de los dioses es la señal de la Diosa: matar es misión; solo en la muerte se aprehende el sentido, el fin último es el acto de la muerte.

 

Mítica I

Creo que hemos perdido algo

los mitos esconden las lapidas de los desaparecidos

los indómitos ojos de los coyotes

acechan en los árboles sin follaje

los mitos velan por los verdaderos asesinos

matar es llegar al punto de clímax

sólo el matador tiene real orgasmo

las aves anidan en la sombra que deja

los reptiles lamen su saliva

el corazón y el alma le pertenecen

es el guardián del sufrimiento

sólo el verdugo sabe cuándo iniciar

cuándo dar el primer paso

cuándo voltear a la locura

sólo su muerte se muestra en ciclos

y devela las columnas del arconte perdido

la muerte que abre los ojos de Tiresias

y permite a Orfeo bajar al Hades

ciclos mortuorios que vienen como la marea

esculpen presencia de dioses

en la pupila de los asesinos

seres primarios que desafían los destinos

y convocan antiguas palabras

lloran con el puñal en la mano

viven con la sangre vertida 

su alimento es la mirada opaca de la victima

danzan en círculos alrededor de la herida

seres mitológicos que sienten el elixir correr

existen en la piel de los cadáveres

están en la exhalación de las tumbas olvidadas

los asesinos verdaderos conocen secretos

porque habitan en cada fibra del dolor

levantan sus pies

en cada uno de nuestros pasos

sueñan los sueños

que cada uno soñamos

seres perdidos en el hueco

de nuestras dolidas manos

todos somos criminales

todos ansiamos matar para morir

placer que sólo se muestra

en los escondidos símbolos

de nuestros profundos miedos

hemos perdido el tacto fino

la meticulosa obsesión del criminal

hemos perdido el paladar

que delecta la desesperación

hemos perdido

estamos perdidos

hasta que el asesino nos encuentre

y nos lleve al borde

para pronunciar palabras de mito.

IIII. La lengua de los dioses dice en secreto; sus arcanos hablan por entre las sombras. Sus símbolos están en las cosas más sencillas: en lo negro de la tierra, en lo invisible del viento, en lo fresco del agua, en lo terrible del fuego. Sólo el que aprende a oír deja de escuchar, deja de entender palabras y hablar sentidos. Sólo el que  aprende a morir en cada instante puede saber de sí mismo y del infinito. La mancha de sangre es también vida, vida en otra muerte. La Diosa es pecado porque es la semilla y la raíz, llegar a ella es desgarrar la luz, dejar que penetre el abismo por todos los poros. Llegar a la Diosa es aceptar nuestro propio mal, nuestro destino, estamos condenados. La redención es negación.

Mítica II

Los demonios solían hablarme

cuando mordía fuerte tus pezones

me decían que no hay eternidad

todo es fugaz como el beso de un condenado

como la visión de los niños

como el hecho de beber sangre

paloma de la noche olvidada

entre las piernas de la Madre impura

consumo las últimas gotas

Mater Maculosa

en las fronteras de tus ojos

renacen las lágrimas de los desamparados

Madre Corrupta

en la lejanía de tu útero

mueren las criaturas y los rostros milenarios

se pudre la carne y florece el deseo

en tus dedos conviven las negadas putas

fornican con los hijos del hombre

procrean dientes de titanes

para sacrificarlos en orgías sibilinas

tocan genitales sin conocerlos

sin mirar la luz se entregan al abismo

son seres preñados de dolor

porque el dolor es el limo de la vida

en rituales paganos mezclan tu ceniza

la confunden con ramas de abeto

la moldean con saliva de serpiente

para untarla en su vagina

en comunión, cópula con fantasmas

coito entre lo vil y lo sagrado

que redime la pureza original

la puta es la fuente

la mujer que es génesis y destino

sal, viento, fuego, tierra y agua

mujer que atesora la maldad

la hace hostia noble y cáliz irredento

vuelve los pasos al interior

consume los huesos y los nombres

muestra con señales la maldición

su sexo está maldito

porque exhala flamas fálicas

hiere su vientre con lenguas de mercurio

heridas que no cierran

cicatrices que viven y reclaman

arcaicos golpes del silencio

Madre, Mater Interfectorem

cavando puertas llegas al altar

en las sombras dispensas 

satanizas la ignominia alabada

sobre los pechos

en el ombligo de la meretriz

derramas el semen y la estirpe

del macho castrado

bebes para consumarte

para hacerte Virgen

 

 

 


EL ÚLTIMO ARCANO

Tu vientre gime a mi lado

tus uñas crecen en mis dedos

tu aliento sale por mi pecho 

juntos levantamos pesadas piedras

buscamos fulgor de estrellas en la gris tierra

sembramos huesos de panteón

acariciamos la sombra de lo invisible

has entrado por mi boca

como clemente depredador de sueños

consumes mis residuos poco a poco

me obligas a postrarme a los ojos de la noche

a vivificar espectros que antes no veía

a caminar sin mover los pies

sentir que no hay movimiento en el suelo

cuando giramos en un ciclo

en un origen devorando un final

alcanzamos a meter las manos

en los reinos de la locura

has venido a  enseñarme

como un espejo sin imágenes

reproduces los sufrimientos

miedo sagrado escurre leche de animal

espera, calcinante y fría

es un beso traidor en la espalda

mordiendo una y otra vez

arranca a grandes trozos

la carne posible del delirado

oculum abierto en la pelvis

me hace saber que nunca fue mía

que los cuerpos fusionados

tienen un milímetro de hastío

un infinito de soledad

un abismo ennegrecido que los separa

deshace los vientos nórdicos

deshace las fibras de los cactus

los hace huecos

vanos

ya no podrán ser llenados

las serpientes no podrán entregarse

los cuernos de venado

extravían en bifurcaciones

las raíces salen al espacio

y me llevan

me llevan

alejándome de la esfinge

subo a la montaña

en lo alto de las nubes

busco el nacimiento del agua

ahí cavo mi sepultura

en otra sepultura

me espera

me llama

tu voz

me parece lejana

tus labios

ya no se mueven

dos dedos hacen signos

color del cielo

sufrimiento del inframundo

te veo por última vez

los sueños son alucinaciones

tu cuerpo frágil

ahora es carroña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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