domingo, 21 de mayo de 2023

SÏCARÏUS

 

SÏCARÏUS


                                                                                                                                 
                                                                                                             Nekromantik

recuerda a Maldoror.


¿Cómo hablar de lo que siento?

¿Cómo mostrar los anhelos?

Si para esto no hay palabras:

deseo, amor, pasión,

son sólo sonidos escapados

del silencio,

llenos de telúricos espectros,

yermos disfrazados con pétalos de carne.

 

Lo que vengo a proclamar

es que acecho agazapado

hasta poder destrozarte;

golpearte con el puño

tantas veces

que los nudillos exhiban el hueso,

blanco verdugo de líneas consteladas,

sacar con el índice el glóbulo ocular,

deshacer tus visiones,

romper los contenidos del alma,

hasta que sólo quede

el brillo ancestral de mi mirada,

sacar uno a uno tus dientes,

colgarlos en mi pecho

para que desgajen el sudor.

 

Con palpitaciones sin diástole

asfixiar tus húmedos orificios,

puñales clavados

en la noche de tu cuello,

morder tus pezones

hasta que en ellos pueda beber

leche sanguinolenta,

alimento de un animal en celo;

rasgar tu vientre con las uñas,

penetrar en las entrañas abismales,

infectar con el aliento tus ovarios,

fecundar con saliva

cada una de tus células,

tragar tus labios vaginales,

hostia sagrada,

comunión,

 conjunción.

 

La boca, unida al ano,

una entra, el otro recibe,

se llena,

se hastía

de flujo,

de secreciones laceradas;

disolver con mi lengua

el terciopelo de tu pubis,

seguir el liquido

que repta ansioso

hasta tus pies,

confundirme con él,

hacerme uno con él

y desde ahí reconstruirte,

vomitarte lentamente

forjarte en cada uno de los despojos,

darte figura masculina,

entregarte el cuerpo entero,

las venas,

 el silencio,

lo negro de mi alma,

y así, puedas destruirme,

acabarme de un tajo,

encajarme tu palabra,

porque sólo así puedo decir

lo que está en tu boca,

lo que está en tu frente,

en tu sombra,

en nuestra vida.

 

Nekromantik

traiciona a Maldoror.

 

 

Las palabras, del eco vacío saciadas,

diluyense en siete ciclos mortales;

antiguos deseos de criminales

dictan la intención de nuestras miradas.

 

Mi visión es de voces trastornadas,

a mi tacto, dispensan dos puñales

para violar tus carnes virginales

y recobrar nuestras vidas pasadas.

 

Del clítoris la sangre es la sustancia,

bebo en tu pubis elixir podrido

y en tus ojos miro lunas de infancia,

 

en tu muerte el maldito es redimido

al ser flujo con distinta fragancia

que de tanto infinito se ha nutrido.

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